La consejera de Familia e Igualdad de Oportunidades, Milagros Marcos, expone en Madrid, ante profesionales, representantes de las administraciones, agentes sociales y asociaciones, los resultados del nuevo modelo de atención a personas mayores puesto en marcha en la Comunidad. Tras las experiencias puestas en marcha se observa que el 75 % de los residentes en las unidades de convivencia mejora su calidad de vida, al mismo tiempo que se rebaja el estrés y el absentismo laboral de los profesionales. La consejera ha explicado, además, el cambio radical que supone la aprobación del Catálogo de Servicios Sociales.
25 de marzo de 2015
Castilla y León |
Consejería de Familia e Igualdad de Oportunidades
Castilla y León trabaja ya con las 100 unidades de convivencia comprometidas para 2015 por el presidente de la Junta de Castilla y León, Juan Vicente Herrera, dentro del nuevo modelo de atención a las personas mayores ‘En mi casa’. Así lo ha manifestado hoy la consejera de Familia e Igualdad de Oportunidades, Milagros Marcos, minutos antes de intervenir en Madrid en la mesa redonda 'Nuevos pacientes, nuevas necesidades', dentro de la jornada ‘Nuestro Sistema Sanitario "después" de la crisis’, organizada por Antares.
La consejera ha explicado, ante profesionales, representantes de las administraciones, agentes sociales y asociaciones, los cambios que ha introducido la Comunidad en el modelo de atención a las personas mayores para responder a los nuevos retos y a las nuevas exigencias de los usuarios. “Las personas mayores desean servicios atractivos”, ha expresado Marcos, para quien el modelo ‘En mi casa’ aporta una atención profesional de mayor calidad, una mejora en la respuesta a las demandas y necesidades de los usuarios, al mismo tiempo que genera empleo y crecimiento económico.
Se trata, como ha apuntado Marcos, de un cambio en el concepto de las residencias tradicionales, “sin un incremento de costes significativos”. Las unidades de convivencia han supuesto una modificación arquitectónica: están estructuradas para que convivan entre 12 y 14 personas, disponen de habitaciones individuales con baño privado, y comparten entre ellos cocina, comedor, sala de estar y rincón de lavado. Todo en un ambiente cálido, donde se huye de elementos institucionales, como uniformes, y donde los residentes pueden decorar y personalizar su habitación con sus elementos preferidos.
Pero, sobre todo, ha conllevado un cambio organizativo:la atención es personalizada y busca la máxima autonomía de la persona mayor. Para lograrlo, los residentes pueden elegir las actividades que realizan, ajustadas a sus gustos o el estilo de vida que llevaban con anterioridad a vivir en el centro. Pueden preparar comidas, cuidar las plantas o gallinas. Los horarios en los que desempeñan esas actividades diarias, su propia imagen e incluso el menú también son a elección del usuario.
Las unidades de convivencia han supuesto un cambio para los usuarios, pero también para los trabajadores, que se convierten en profesionales de referencia para los usuarios. Son los encargados de conocer el origen de los usuarios, sus gustos y motivaciones. Recabada toda esa información, elaboran un plan de vida de la persona y mantienen informados a los familiares para propiciar que estos participen y se impliquen en la atención de la persona mayor.
Todos estos cambios estructurales, en la organización y en los roles de los profesionales, están dando unos resultados testados. Así, el 75 % de los residentes mejora su calidad de vida. Se disminuyen las caídas, duermen y comen mejor, mejora su autonomía, su participación en las actividades, disfrutan de la posibilidad de elegir y presentan una mayor interacción social. Los resultados también apuntan a un impacto positivo entre los profesionales. Ellos presentan un nivel muy bajo de agotamiento emocional y declaran que se sienten realizados y satisfechos. Disminuye el estrés, el absentismo laboral, al tener un mayor contacto humano con los residentes, mejorar el clima social, la planificación y la implicación en las tareas.
Las familias, por su parte, tienen la percepción de que sus familiares mejoran físicamente y en el estado anímico. Manifiestan que en la unidad hay un ambiente de verdadero hogar y aseguran conocer al profesional de referencia, del que tienen muy buena opinión. Para la consejera, esta mejora en la satisfacción de los usuarios, de las familias y de los trabajadores anima a la Consejería de Familia e Igualdad de Oportunidades a continuar esta línea de trabajo.
Resultados de la apuesta por los servicios profesionales
El modelo ‘En mi casa’ constituye solo uno de los ejemplos de la apuesta de la Junta de Castilla y León por potenciar los servicios profesionales. La consejera ha explicado en Madrid que esta apuesta ha permitido a Castilla y León ofrecer 3.468 prestaciones de Dependencia más que en 2011, que no existan lista de espera y que más de 15.000 personas reciban dos prestaciones al mismo tiempo.
La Consejería ha introducido cambios para que los usuarios tengan garantizada capacidad económica suficiente como para acceder al servicio que precisan. Así, en la Comunidad perciben hasta un 75 % más de dinero por cuidados profesionales de lo que marca el Decreto del Gobierno de 2012 o una persona con discapacidad recibe 1.000 euros más al mes de lo previsto en la normativa nacional.
En Castilla y León, los servicios profesionales suponen el 71,73 % del conjunto de prestaciones (55.539), frente al 59,45 % que registra la media de España, y el sector residencial para personas mayores ha seguido creciendo pese a la crisis. Esto se traduce, además, en que la Comunidad dispone de más de 16.000 profesionales vinculados a la Dependencia, 4.500 más que en 2011.
Catálogo de Servicios Sociales
La consejera ha expuesto, además, el giro radical que ha supuesto la aprobación del Catálogo de Servicios Sociales en el modelo tradicional, ya que consolida una atención social integral y ‘a la carta’ en función de la necesidad de la persona en cada momento de su vida. Este catálogo, pionero en España, identifica, ordena y califica de forma sistemática el conjunto de prestaciones del sistema y las pone en relación con las necesidades de las personas.
Se parte de la existencia de diez grandes grupos de necesidades. El profesional de referencia irá marcando una necesidad y otra según corresponda, y a continuación analizará de entre 109 modalidades de prestación definidas en el catálogo cuál o cuáles ofrece la respuesta que mejor se ajuste a las necesidades y con qué intensidad. Del total de modalidades, el 78 % -85 en total- no tiene aportación del usuario. 58 prestaciones, además, tienen el calificativo de esenciales, por lo que estarán garantizadas como derecho subjetivo.
Esta herramienta abre la puerta a la concesión de prestaciones flexibles y compatibles, hechas a la medida de la persona, abandonando la rigidez del modelo tradicional. Como ejemplo de cómo funciona el Catálogo, la consejera ha citado que una persona en situación de Dependencia tenía hasta ahora que elegir entre uno de estos servicios: centro de día, ayuda a domicilio, asistente personal o autonomía personal. Con la aprobación del Catálogo, podría elegir una combinación de servicios: ayuda a domicilio unas horas, acudir a un centro de día dos días a la semana, contar con un asistente personal unas horas y, además, recibir sesiones de fisioterapia o terapia cognitiva.
El Catálogo, elaborado por la Consejería de Familia e Igualdad de Oportunidades, incluye la definición y clasificación de todas las prestaciones, su contenido e intensidad mínima, la población destinataria, los requisitos y condiciones para su acceso y disfrute, su titularidad, la aportación del usuario y su financiación, el régimen de compatibilidad e identifica cuáles son consideradas prestaciones esenciales. No se trata, por tanto, de una mera enumeración de recursos, prestaciones sociales e intensidades.