La muestra, que se exhibe en la sala de exposiciones del Monasterio de Prado, estará hasta el domingo 14 de febrero. Tanto la entrada a la exposición como las visitas guiadas son gratuitas
5 de febrero de 2010
Castilla y León |
La exposición El bodegón español en el Prado, inaugurada el pasado 11 de noviembre, podrá verse en el Monasterio de Prado de Valladolid hasta el domingo 14 de febrero. La muestra está compuesta por 61 obras de 28 artistas, entre los que se incluyen los pintores más destacados de la escuela española que cultivaron el género, como Van der Hamen, Ramírez, Fernández el Labrador", Zurbarán, Hiepes, Camprobín, Pereda, Ponce, Arellano, Meléndez, Paret y Alcázar, Castillo, Goya, Espinós, Parra y Lucas. Con esta iniciativa, la Consejería de Cultura y Turismo ha abierto una vía de colaboración con el Museo del Prado, lo que permitirá continuar con una apuesta por que las actividades culturales de más alto nivel en España lleguen a Castilla y León. La exposición se ha complementado, además, con un programa de actividades educativas destinado a la comunidad escolar y al público en general y un ciclo de conferencias impartidas por especialistas del Museo del Prado.
La notable calidad y variedad de las obras seleccionadas ha sido posible, entre otras razones, debido a la reciente adquisición por parte del Museo de cuarenta naturalezas muertas españolas procedentes de una colección privada, muchas de las cuales forman parte de esta exposición. El contenido de la exposición abarca el sugestivo mundo de los bodegones y floreros de la escuela española desde comienzos del siglo XVII hasta mediados del siglo XX y está compuesta por tres secciones: El siglo de Oro, el siglo de la Ilustración y el siglo XIX.
La pintura de bodegones contribuye a establecer una de las múltiples facetas de la imagen histórica que se tiene de España, merced al punto de vista que ofrecen sus temas del día a día, en este caso los alimentos, los objetos de cocina y los utensilios caseros habituales, así como ciertas formas de las relaciones sociales, la gastronomía, las cocinas e incluso el ámbito de la decoración
además goza de una especial significación en razón de la carga simbólica que gran parte de sus obras poseen, debido a las alegorías que encarnan y a los mensajes que difunden, que van desde el espíritu religioso hasta la expresión material de la prosperidad.
Atendiendo a la línea de trabajo desarrollada por el Museo a través de su programa Prado Itinerante, la exposición El bodegón español en el Prado se convierte en complemento y extensión de dos muestras dedicadas en años recientes a este género que el Prado presentó en su propia sede: Luis Meléndez. Bodegones y Lo fingido verdadero. Bodegones españoles de la colección Naseiro adquiridos para el Prado.
La exposición tiene entrada gratuita. El horario es de martes a viernes de 10:00 a 14:00 h. y de 17:00 a 20:30 h., los sábados de 12:00 a 14:30 h. y de 17:00 a 20:30 h. y los domingos y festivos de 12:00 a 14:30 h. Las visitas guiadas, también gratuitas, tienen los siguientes horarios: de martes a viernes a las 19 h., los sábados a las 12:00, 13:00, 18:00, 18:30, 19:00 y 19.30 h., y los domingos y festivos a las 12:00, 12:30, 13:00 y a las 13:30 h. (Información: 658 337 449)
Contenido de la exposición
La notable calidad y variedad de las obras seleccionadas ha sido posible, entre otras razones, debido a la reciente adquisición por parte del Museo de cuarenta naturalezas muertas españolas procedentes de una colección privada, muchas de las cuales forman parte de esta exposición. El contenido de la exposición abarca el sugestivo mundo de los bodegones y floreros de la escuela española desde comienzos del siglo XVII hasta mediados del siglo XX y está compuesta por tres secciones: El siglo de Oro, el siglo de la Ilustración y el siglo XIX.
El siglo de oro. Desde el final del siglo XVI e inicios del XVII. la pintura de bodegones y floreros llegó a constituir un género independiente en Europa, por lo que comenzó a ser valorada en sí misma y no sólo como acompañamiento de asuntos religiosos, mitológicos, alegóricos o históricos en general. Si bien fue en Italia y en Flandes donde empezaron sus pintores a crear piezas distintivas del género, en España también apareció y se estimó desde fecha temprana, a lo largo de los primeros años del Barroco, reinando Felipe III (1598-1621). Con el tiempo fue creciendo su importancia y popularidad alcanzando su apogeo en los periodos sucesivos de Felipe IV (1621-1661) y Carlos II (1665-1700). La pintura de bodegones ofrece un panorama singular de motivos: los alimentos, que van desde las hortalizas a los animales vivos o sacrificados, los embutidos, frutas, cacharros de barro, loza fina y metal, los dulces en sus múltiples manifestaciones, además de distintos utensilios.
El siglo de la Ilustración. Habiéndose extinguido la dinastía de los Austrias en 1700, debido a la muerte de Carlos II, fue un nieto de Luis XIV de Francia, Felipe V (1700-1746) quien ocupó el trono español. Inicialmente los principios estéticos del barroquismo continuaron, pero la llegada de autores extranjeros, así como la modificación paulatina de la administración y las instituciones del reino determinaron la evolución artística. La pintura de bodegones de la primera parte del siglo XVIII vivió de las ideas del periodo precedente
por el contrario, la segunda mitad conoció un evidente desarrollo claramente dominado por la figura de Luis Meléndez, creador de series de bodegones dotados de una perfección, belleza y equilibrio que convierten a sus creaciones en auténticas obras maestras. Aparecieron también otros autores destacados como Paret y Castillo. La colosal figura de Goya, con un innovador lenguaje desgarrado puesto al servicio de un expresionismo muy personal, cierra la centuria, prefigurando ideas que definirán el realismo del siglo XIX.
El siglo XIX. Muchos de los pintores de bodegones y floreros de esta etapa se formaron en el siglo XVIII, por lo que su estilo artístico depende en una gran manera de los principios técnicos y estéticos de aquél, con un alto componente decorativo, de resultados tan brillantes como atractivos. Entre los nombres de los artistas más destacados del período figuran Romero, Espinós, Montalvo, Romá, Parra y Lucas, sobresaliendo las alegres e intuitivas creaciones de quienes se formaron en la Escuela de Flores y Ornatos de la Academia de Valencia.