La Myrica Gale o mirto de turbera es la primera especie vegetal, en Soria y en Castilla y León, sobre la que se ha establecido un plan de gestión y conservación. Se trata de un pequeño y raro arbusto de carácter caducifolio parecido a un pequeño sauce o mimbrera que vive en trampales y turberas. Los trabajos de regeneración efectuados en años anteriores han permitido recuperar algunas poblaciones, e introducir la misma en nuevas turberas como la del Aula del Bosque del Amogable. De forma anecdótica también se ha conseguido mantener una representación de esta especie en el nuevo Arboretum de Valonsadero. Esta especie está calificada en la categoría de En Peligro (EN). Las turberas son parajes donde podemos aprender muchas cosas sobre cómo ha cambiado el clima, el paisaje y la vegetación de los últimos miles de años por este motivo son importantes para la ciencia y poder comprender los cambios de nuestro entorno.
19 de marzo de 2010
Castilla y León |
Delegación Territorial de Soria
Dentro del plan para la regeneración y recuperación de la especie Myrica Gale, propia de turberas y promovido por la Junta de Castilla y León, se está procediendo estos días a la plantación de 1.419 plantas procedentes de semilla y 425 de estaquilla, es decir, estas últimas por reproducción asexual o vegetativa. Para ello, además de continuar la plantación en los terrenos regenerados hasta la fecha, se han seleccionado 18 nuevas parcelas de regeneración entre las poblaciones existentes en la Comarca de Pinares en las provincias de Soria y Burgos, todas ellas dentro del Bosque Modelo.
Los trabajos de regeneración efectuados en años anteriores han permitido recuperar algunas poblaciones, e introducir la misma en nuevas turberas como la del Aula del Bosque del Amogable. De forma anecdótica también se ha conseguido mantener una representación de esta especie en el nuevo Arboretum de Valonsadero.
Parecido a un pequeño sauce o mimbrera, la Myrica gale es un pequeño y raro arbusto de carácter caducifolio que vive en trampales y turberas. Puede llegar hasta 2 metros de altura y su distribución es típicamente atlántica. Pertenece a la familia de las Miricáceas y es conocido coloquialmente como mirto de turbera". Se trata de una planta muy sensible a los cambios en su ambiente y es capaz de fijar a través de sus raíces el nitrógeno atmosférico. En los trampales se siente la presencia del agua que está atrapada entre el suelo y los musgos, formando una gran esponja natural. Este ambiente favorece la formación de turberas gracias a la labor de un musgo especial, el esfagno, que es capaz de bombear el agua de zonas más profundas, lo que permite mantener la humedad en los horizontes superiores. Las turberas son parajes donde podemos aprender muchas cosas sobre cómo ha cambiado el clima, el paisaje y la vegetación de los últimos miles de años
por este motivo son importantes para la ciencia y poder comprender los cambios de nuestro entorno.
Especie de distribución atlántica, se presenta por lo general en medios turbosos y márgenes de arroyos en el Oeste de la Península Ibérica, dentro del litoral atlántico, en las provincias gallegas de La Coruña, Lugo y Pontevedra. Aparece de forma relicta en escasísimas localidades mediterráneas del centro peninsular, donde se ha detectado unas pequeñas poblaciones en la provincia de Ciudad Real. El resto de poblaciones ibéricas corresponden a las localizaciones de nuestra Comunidad, en la Comarca de Pinares (Burgos-Soria) y otros reductos en el norte de Burgos.
En la Comarca de Pinares (Burgos-Soria) se encuentra en la zona meridional concentrada en varias vaguadas y vallejos en un area muy reducida, dentro de los términos municipales de San Leonardo de Yagüe, Soria, Navaleno y Casarejos, en la provincia de Soria, y Hontoria del Pinar, Rabanera del Pinar, Palacios de la Sierra y Vilviestre del Pinar, en Burgos. Hace más de sesenta años fue recogida para Soria por Luis Ceballos, aunque tan importante hallazgo había pasado desapercibido, hasta el punto que en CASTROVIEJO & al., (1990:7) se pone muy en duda su presencia en este tramo burgalés y soriano de la Cordillera Ibérica, lo cual se ha podido clarificar recientemente gracias a nuevos descubrimientos en ambas provincias (SEGURA & al, 1996a).
La Myrica aparece relicta en medios higroturbosos oligótrofos silíceos, ligeramente abombados, generalmente sobre rocas impermeables, en vaguadas y vallejos de difícil desagüe, junto a pequeños arroyos con flujo a lo largo de todo el año, en el interior de una extensa y continua masas de pino albar que constituye la porción Sur de la comarca de pinares. Sus poblaciones se encuentran en diferentes orientaciones, predominando las exposiciones Sur, aunque no parece ser determinante en su ecología debido a la alta cobertura del pinar y a la complicada estructura de vallejos que le confieren a la zona un ambiente fresco y umbrío. El régimen hídrico de estas turberas es constante gracias a su ubicación en lugares topográficamente favorables a la retención de agua, como son las confluencias de varias vaguadas o enclaves próximas a cursos de agua, con escasa pendiente. Por lo tanto, sus sustratos se encuentran configurados por una capa de agua estancada, sobre suelo ya turboso debido a la acumulación de restos vegetales, todo ello cubierto por un denso manto de Sphagnum. La porción más profunda, debido a la falta de aireación por inundación permanente, se encuentra sometida a fermentación anaerobia, dando lugar a procesos de sapropelización y producción de gases malolientes cuando se remueve. La presencia de un denso entramado de raíces de cárices y de mirtos, contribuye a la retención del fango y de los restos orgánicos formando una capa superficial orgánica más coherente.
El ombroclima de la zona es subhúmedo hacia húmedo, aunque en nuestro caso la Myrica gale busca una compensación hídrica en el suelo. Se encuentra en el piso supramediterráneo, en cotas que no superan los 1.150 m de altitud, con una amplitud altitudinal muy estrecha comprendida entre los 1.100 y 1.150 m, en estaciones resguardadas, donde busca sus tendencias termófilas heredadas de su origen Terciario. Sus raíces tienen nódulos fijadores del nitrógeno atmosférico
Durante este periodo, y más concretamente en Plioceno inferior, hace entre 3 y 5 millones de años, las formaciones forestales eran densas y dominadas por taxones de carácter subtropical, especies del género Myrica se encontraban con abundancia en el litoral mediterráneo y en ambientes pantanosos.
Son comunidades muy bien estratificadas verticalmente. Generalmente se encuentran sombreadas y al resguardo de un estrato superior procedente de comunidades limítrofes, constituido por fustes elevados de Pinus sylvestris, ubicados en el margen de la turbera con un alto grado de cobertura, pero generalmente con escasos individuos muy desarrollados. El estrato intermedio pertenece exclusivamente a Myrica gale, reunida en grupos o formando poblaciones continuas, donde generalmente se presenta con una cobertura dominante respecto al resto de los individuos de la comunidad.
La composición florística del estrato inferior, compuesta generalmente por especies higrófilas de carácter centroeuropeo, se encuentra condicionada al grado de cobertura de Myrica gale. Su estructura consiste en un denso tapiz de Sphagnum del que emergen varias especies de cárices y otros hemicriptófitos, (en diferentes proporciones según grado de cobertura de Myrica gale), característicos de pastizales higroturbosos, a los que se suma la presencia habitual de Erica tetralix y otras características de brezales.
la myrica gale en la comarca de pinares
En varias poblaciones se observan individuos puntisecos y/o descalzados por el pisoteo de herbívoros. Estas turberas son frecuentadas por los herbívoros silvestres y ganado vacuno cuando en veranos especialmente secos empieza a escasear el pasto fresco en otros sitios del pinar
en estos casos se observa la turbera muy marcada por las pezuñas de sus visitantes.
Hasta hace poco tiempo, dentro de las labores culturales de gestión del monte, eran drenadas muchas turberas, lo cual ha podido ser determinante en la merma de la presencia de esta especie en la zona. Se observa en sus poblaciones escasez de individuos jóvenes. En algunas poblaciones se ha fragmentado la turbera con el trazado de una pista forestal.
Entre los problemas para su conservación podemos citar:
El exceso de ganado en las proximidades de sus hábitats puede derivar daños por pisoteo y ramoneo en las poblaciones de Myrica gale.
El trazado de antiguas pistas por mitad de la turbera, e incluso aguas arriba, también puede modificar su régimen hidrológico y las condiciones ecológicas de la especie, haciendo difícil su permanencia.
Incendios, sequías y plagas en los pinares que le dan cobijo, etc.
No esta muy claro que a Myrica gale le favorezca el régimen de sombreamiento y cobijo de las masas maduras Pinus sylvestris, por lo que sigue siendo una cuestión a estudiar, aunque la apertura de grandes claros durante las cortas a hecho, pueden dejar al descubierto estas pequeñas áreas higroturbosas, propiciando una excesiva insolación y, por lo tanto, la transformación de algunos de sus parámetros tales como humedad edáfica, porcentaje de materia orgánica transformada, etc. Además, el posterior labrado del suelo aguas arriba de la turbera, unido a los posibles drenajes, pueden llegar a modificar su régimen hidrológico y, por lo tanto, a variar las condiciones ecológicas necesarias para la persistencia de Myrica gale. Otra amenaza importante de esta índole pueden ser los daños por la caída natural de árboles o apeos desde las cortas próximas, así como el arrastre de trocos y remoción del terreno.
Se trata de una especie muy fragmentada y rara en todo su area ibérica, con muchos casos en peligro de desaparición. En nuestro territorio es extremadamente rara y relicta, con contadas localidades en un área muy concreta de nuestra zona del sector Ibérico-Soriano. Su extensión de presencia en nuestra zona es de 200 km2 (cifra ligeramente superior para todo el ámbito territorial de Castilla y León), con poblaciones muy dispersas y localizadas en un área de ocupación de 6 km2, donde existen muchas localidades viables no ocupadas por la especie. Se encuentra en declinación continua en su área de ocupación y en la extensión y calidad de su hábitat, así como en la salud y en el número de individuos maduros de sus poblaciones. Muy sensible a ser afectado considerablemente por las actividades humanas o a posibles desastres naturales dentro de un periodo de tiempo muy corto y en un futuro impredecible. Por lo tanto desde la Junta se califica a esta especie en la categoría de En Peligro (EN).
Entre las medidas de conservación, es importante destacar que es la primera especie vegetal, en Soria y en Castilla y León, sobre la que se ha establecido un plan de gestión y conservación. Se pretende adoptar medidas de legales para su conservación, así como la localización y seguimiento de todas sus poblaciones. Para ello, se ha creado en Castilla y León, un listado de flora amenazada y de interés, en la que Myrica gale se encuentra en la categoría de En Peligro (EN).
En cuanto a las ordenaciones de los montes, todos ellos con certificación de gestión forestal sostenible, se han incluido una serie de actuaciones para la protección de las turberas:
· Exclusión total de las prácticas de drenaje superficial de áreas higroturbosas.
· Creación de cuarteles de protección en las zonas coincidentes con su área de ocupación y adecuar las labores silvícolas al mantenimiento de las exigencias ecológicas de Myrica gale.
· Utilización de la regeneración natural en estas zonas, con el fin de evitar el labrado del terreno aguas arriba y zonas colindantes, con la consiguiente modificación de la estructura del suelo en un espacio próximo suficiente para no variar el régimen hídrico y las condiciones ecológicas de la turbera.
· Concienciación a los municipios de la importancia biogeográfica de esta especie, haciéndoles a la vez partícipes de su protección mediante ayudas económicas encaminadas a la correcta gestión del monte compatible con la conservación de Myrica gale.
· Exclusión del pastoreo las turberas donde se encuentra esta especie, mediante vallados ganaderos.
· Gestión de la recolección para fines científicos y prohibición en el resto de los casos.
· Creación de bancos-semilleros y estudios de regeneración vegetativa y sexual.
Además, al ser la Myrica gale un arbusto sobresaliente, casi exclusivo de nuestra tierra, podemos presumir de su existencia y puede servir de reclamo turístico para vecinos y visitantes.