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Las pinturas murales de la Villa de Baños de Valdearados ‘pieza del mes’ en el Museo de Burgos

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El Museo de Burgos ha seleccionado las pinturas murales de la Villa Romana de Baños de Valdearados con las que, durante los meses de enero y febrero, continuará la actividad denominada ‘la pieza del mes’ que acerca al público burgalés los distintos fondos del museo.

13 de enero de 2014

Castilla y León | Delegación Territorial de Burgos

Las pinturas que se presentan se localizaron entre los escombros que colmataban un pozo de abastecimiento de agua, de ahí la fragmentación que presentan, y están compuestas por los retratos de varios personajes. La zona inferior de una figura con una túnica terminada en flecos, en la que se observa también el inicio del pie con sandalia, y un fragmento de torso donde se puede ver el brazo izquierdo de la figura.

Se desconoce si los personajes formaban parte de alguna escena mitológica o si se trata de verdaderos retratos de los habitantes de la villa. Recientes análisis químicos de los pigmentos han establecido que la paleta de rojos y ocres se compone de cinabrio de las minas de Tarna, en Asturias, un material caro y valorado, mientras que la costosa lazurita asociada con limonita, forma los verdes.

La villa de Baños de Valdearados, excavada en 1972, presenta dos momentos cronológicos: una primera fase de instalación, entre los siglos I y II, y una posterior de finales del siglo IV, momento de mayor esplendor de la villa y al que pertenecen los materiales arqueológicos que se exhiben en la vitrina y las pinturas, perviviendo hasta principios del siglo VI.

Los romanos llaman villa a la vivienda situada en el campo, fuera de la ciudad, compuesta por una explotación agropecuaria (pars rustica) y una zona residencial destinada a albergar al señor y a su familia (pars urbana) con todas las comodidades posibles. La distribución y ordenación de las villas contenía una serie de elementos o estancias estandarizadas – peristilo o patio con columnas, salón de recepciones y banquetes, termas o baños privados, calefacción por hipocausto, etc.

Las estancias utilizadas por el señor y su familia se encontraban perfectamente decoradas a base de pavimentos de mosaico – formados por pequeñas teselas- y las paredes recubiertas de mármoles decorativos o con pinturas de imitaciones marmóreas de motivos geométricos y vegetales o con escenas de personajes y animales.

Para la decoración pictórica primeramente se preparaba el muro que se recubría de varias capas de mortero, de las cuales la última era la más fina y pulida para recibir la pintura. Sobre este enlucido se realizaban los trazos preparatorios del dibujo (puntos básicos de la composición) para finalmente aplicar la capa de pintura que podía ser temple (pigmentos aglutinados en huevo, cola animal o vegetal) o al fresco (pigmentos disueltos en agua aplicados sobre el enlucido freso).