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La Junta y el Ayuntamiento de Salamanca impulsan la red de calor sostenible de la ciudad

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  • La inversión asciende a 35 millones de euros, cofinanciada con fondos FEDER, y permitirá impulsar la transformación energética de la capital salmantina
  • Abastecerá a 8.900 hogares y 75 edificios terciarios, con un recorrido de 50 kilómetros
  • En el segundo semestre de 2026 se iniciarán las obras de la central de calor y de la propia red de distribución

29 de mayo de 2025

Castilla y León | Consejería de Medio Ambiente, Vivienda y Ordenación del Territorio

La Junta de Castilla y León y el Ayuntamiento de Salamanca impulsan un gran proyecto energético que suministrará calefacción y agua caliente a más de 8.900 viviendas y 75 edificios del sector terciario a través de una red alimentada con biomasa.

La Consejería de Medio Ambiente, Vivienda y Ordenación del territorio, a través de la Sociedad Pública de Infraestructuras y Medio Ambiente (SOMACYL), ha puesto en marcha un proyecto de transformación energética en la ciudad. La futura Red de Calor de Salamanca abastecerá de energía térmica a la zona oeste de la capital, con una inversión total de 35 millones de euros, cofinanciada con fondos FEDER 2021-2027.

La central de generación de energía térmica de 48 MW de potencia se ubicará en la Avenida Mariano Rodríguez Sánchez y contará con calderas de biomasa con tecnología de parrilla móvil y control continuo de la combustión, complementadas con avanzados sistemas de filtrado de emisiones: un multiciclón en la primera etapa y electrofiltros en la segunda.

El sistema de distribución se desplegará mediante una red urbana de 50 kilómetros de canalizaciones, subdividida en tres sectores. Esta infraestructura permitirá llevar la energía térmica a viviendas y edificios del sector terciario, ofreciendo una alternativa sostenible y eficiente a los sistemas tradicionales.

Todos los usuarios de la red conseguirán ahorros en su factura energética y evitarán la inversión en equipos propios, así como una estabilidad de precios a medio y largo plazo. Además, el proyecto logrará una reducción de emisión de gases de efecto invernadero de 39.000 toneladas CO2/año, incrementará la independencia energética de la Comunidad y creará 70 puestos de trabajo en su fase de construcción, 20 para su operación y mantenimiento, y 120 en el mundo rural para la obtención y logística de la biomasa forestal.

Con esta iniciativa, Salamanca da un paso firme hacia un modelo energético más limpio, eficiente y comprometido con el futuro.

Redes de calor en Castilla y León

La Junta de Castilla y León, a través de su sociedad pública Somacyl, ha ejecutado y puesto en servicio 17 redes de calor con una inversión de 43,2 millones de euros, con más de 45 kilómetros de redes instalados, 101 usuarios terciarios y 1.075 viviendas conectadas.

Actualmente se encuentran en diferentes estados de desarrollo 10 nuevos proyectos de redes de calor, entre los que destacan: Valladolid Oeste, León, Salamanca, Segovia, Aguilar de Campoo, Villablino o Ciudad Rodrigo.

Con estas nuevas redes, el objetivo para 2030 es alcanzar los 236 km de redes con una inversión total de 229 millones de euros, que beneficiarán a 522 edificios terciarios y más de 59.000 viviendas, suponiendo evitar la emisión de 39.000 toneladas de CO2 al año. 

Objetivos y ventajas de las redes de calor

Las redes de calor tienen como objetivo prestar un servicio urbano de suministro centralizado de energía térmica para edificios públicos y privados, sustituyendo el uso de energías fósiles por energía renovable, sostenible y autóctona que contribuye a generar empleo en entornos rurales, disminuye la dependencia energética de la Comunidad y contribuye a la prevención de incendios forestales. Además, contribuyen a los objetivos de descarbonización europeos con una reducción de las emisiones de CO2 y, por tanto, de la huella de carbono de la ciudad, en este caso de Salamanca. Conllevan, asimismo, la digitalización y telegestión de la demanda de energía térmica de los edificios que se conecten.

Las ventajas para los usuarios son diversas y notables: ausencia de equipos propios de producción de calor; estabilidad en la factura de la energía con ahorros incluidos en los costes de mantenimiento y renovación de calderas; mejora de la calificación energética de los edificios y, por tanto, revalorización de los mismos; mayor disponibilidad de espacio útil en el edificio; flexibilidad y adaptabilidad para disponer de mayor potencia; actualización tecnológica permanente, y garantía y seguridad en el suministro.

Para la ciudad de Salamanca supone la desaparición de cientos de chimeneas, mejorando la calidad del aire y fomentando el carácter sostenible.